La diversidad cultural latinoamericana, colmada de tradiciones heredados de orígenes heterogéneos, ha sido el abono para que en estas tierras evolucionen ricamente, la magia y la fantasía.  Habitamos en un continente en el que lo objetivo y lo imaginario coexisten con total naturalidad; siendo ésta, una región en la que el realismo mágico se ha potenciado extraordinariamente.

 

Aunque esta forma de ver el arte surge en Europa tras las vanguardias expresionistas y abstractas, en América latina va a adquirir una importante proyección durante el siglo XX en todas las manifestaciones creativas.  En Panamá, esta práctica, en la que se adicionan elementos inesperados, de manera fantástica, en una obra mayormente figurativa, se puede observar con total claridad en las pinturas y esculturas de los artistas Osvaldo Herrera Graham y Moisés Bernal.

 

Bajo la influencia de grandes maestros como Elmar Rojas, Armando Morales e incluso de Enrique Grau, Osvaldo Herrera Graham lleva a planos abstraídos, complejas composiciones en las que los sujetos principales de sus lienzos comparten espacio con elementos inesperados. Así, figuras humanas se relacionan de manera inusitada con la visita de caballos, frutos, casas, flores… que complementan la idea principal a la que se va a referir su obra. Para él, la proporción de estos elementos no responde a la escala de la realidad, pero sí al balance del resultado final. Para acentuar ese equilibrio, se sirve de una paleta de colores de alta croma, con saturaciones arriesgadas manejadas con la seguridad de quien ha crecido en el contexto luminoso de trópico y del Caribe.  

 

Con su obra también rinde homenaje a la historia del arte. Así se observa en piezas como “Naranjas para Cézanne” o “Magia en el parque”, que de manera libre dan fe de su aprecio por los movimientos artísticos del siglo XIX.  

 

Por su parte, Moisés Bernal – quien fue compañero de Herrera Graham en la Escuela Nacional de Artes Plásticas hace algunas décadas – retoma su trabajo artístico tras una exitosa carrera como diseñador gráfico. Desde la escultura se reintroduce en el espacio local del arte a través del simbolismo equino.  Sus caballos, son extraordinariamente dinámicos, galopan a la celeridad del color, que utiliza para enfatizar la fuerza y la velocidad de estos animales, considerados míticos en muchos contextos. 

 

Su propuesta es embriagante, y no solo se vincula con la de Herrera Graham por su historia personal o por el delirio colorista de sus paletas, sino por la intensión de presentar la realidad desde una fórmula inesperada, entre la magia y la figuración. De hecho, algunas de las esculturas que se presentan en Visitantes Míticos has sido ejecutadas en colaboración entre ambos artistas. Esperamos disfruten de esta muestra que procura realzar el valor de estos dos exponentes del realismo mágico actual en nuestro país.

 

Reinier Rodríguez Ferguson - Curador